Microrrelato: El pozo
El pozo Las existencias de madera se agotaron en el aserradero pocas horas antes del cierre, el día de Nochebuena. Los más rezagados seguían asegurando puertas y ventanas. La cena de Nochebuena comenzaba a la hora de la merienda y con la llegada del ocaso, todos se apresuraban para apagar los fuegos y tapiar las chimeneas. Los niños bajaban a los sótanos. La norma básica era no hacer ningún tipo de ruido hasta la mañana de Navidad. Al caer la noche, el sonido de cascabeles rebotaba por las paredes del pueblo. Después, con cada «¡Ho!¡Ho!¡Ho!» el ambiente se tensaba. Recorría cada una de las casas, cada chimenea buscando un resquicio por donde pasar. Con las primeras luces del día las calles quedaban mudas. Los lamentos tímidos salían por las cicatrices que dejó el hacha en las puertas. Los gritos de los que perdieron todo se apoderaban del ambiente. Los niños aún frenéticos, salían corriendo hacia el pozo en la linde del bosque donde, como cada año, aparecía un j