Relato: La crecida
La crecida Las calles aún estaban cubiertas de una capa de varios centímetros de lodo y ramas, que trajo el Ebro en su última crecida. Las ruedas de mi Renault Cinco generaban pequeñas olas viscosas. Circulaba con cuidado mientras los vecinos me miraban haciéndome pequeños gestos con las manos, con la palma extendida hacia el suelo y moviéndola de arriba abajo, para que circulara más despacio. En lo que antes era un mirador, que permitía observar la belleza del río en un día de verano, ahora amontonaban los enseres destrozados por la riada. Poco a poco iban desalojando el barro que cubría el suelo de sus casas. «Tres días desde la subida y aún siguen quitando mierda. Espero que Iker esté un poco mejor» pensé avanzando hasta el final de la calle donde vivía mi amigo. De todos los que corríamos por aquí de niños, solo él y su familia se quedaron a vivir en el barrio. La navidad del ochenta lo cambió todo. Te...