Relato: la cena

Relato: la cena

La cena

    Hola, Papá:

    Esta mañana, mamá y yo hemos pasado por la floristería del barrio y hemos comprado la flor de pascua más grande que hemos encontrado. Después hemos pasado por la carnicería de Eusebio, el del segundo y como todos los años hemos comprado un cochinillo segoviano. Antes de que lo envasara, le pedimos que nos enseñara donde tenía el sello ese de calidad y que nos diera uno que no pesara más de cinco kilos, que si no «no es un cochinillo, es un cochinote».

    Hemos pasado por casa a dejar los recados y mamá me ha obligado a recoger “mi leonera”. Esta mujer se pasa todo el día renegando de mi orden, y una vez al año, pues que lo he tenido que recoger todo. Un pequeño secreto entre los dos: He metido las cosas a bulto en el armario. De momento no sospecha nada, aunque por poco me pilla un par de veces. Pero, que metiera todo junto y luego hiciera tiempo antes de volver a la cocina ha facilitado mi táctica.

    Cuando he salido del cuarto, mamá estaba en el baño, peinándose y poniéndose en el pelo una cantidad industrial de laca. Le he comentado lo de la capa de ozono como tú hacías y solo ha sonreído y se ha puesto un poco más. El día que alguien encienda un mechero junto a su cabeza, lo de Hiroshima va a ser una simpática anécdota.

    El rato que hemos estado contigo no te lo cuento que ya lo viste. Espero que te guste la planta y que la cuides bien. Mamá, ya de vuelta en el autobús, la he pillado llorando y me ha pedido que no te cuente nada. Así que hemos hecho un trato: yo mantenía la boca callada y ella no miraba en mi armario. Y ha sido lo primero que ha hecho justo al llegar a casa.

    Yo me he ganado poner la mesa y guardar todo de nuevo en su sitio y, ella, se ha ganado que te lo contara. Ya sé que me dijiste que no hay que ser rencoroso en la vida, pero tampoco hay que mentir.

    Ya por la tarde ha bajado Victoria para ayudar a mamá con el cochinillo. Está embarazadísima y está empeñada en llamar al niño, Juan, como tú. Pero entre que Pepe no quiere saber que va a ser y que el nombre es el mismo que el del nuevo novio de su suegra, pues que tiene un lio importante.

    Mari como siempre ha llegado casi a mesa puesta. Traía un cacharro lleno de langostinos, piña y mayonesa y se empeña en llamarlo salpicón. Y hablando de piña, ¿sabes que Raúl sigue con la tradición? Mira que le dejaste bien claro que en casa no comíamos de eso. Pues nada, erre que erre con la piña de las narices. Este año porque no tocaba, pero el que viene compro un petardo de diez euros y preparo zumo en la plazoleta.

    Mikel ha crecido un montón y no ha parado de corretear por la casa dando besos y abrazos a todo el que se encontraba. Cuando ya terminó siguió corriendo, buscándote. A la hora de la comida se ha sentado junto a la silla donde tú te sentabas y no ha dejado que se siente nadie. «Este sitio es del yayo», decía tirándose sobre el asiento y abrazándolo. Total, que le ha tocado a su padre ir por una silla de la cocina y justo ha cogido la que tiene un tornillo que sobresale de la madera del asiento. Por poco me atraganto de la risa cuando se ha sentado y se lo ha clavado. Se le han caído dos lagrimones que eran dignos de ver. Podíamos haber convencido a Mikel para que dejara en paz la silla, pero por una vez estábamos todos de acuerdo. Por lo menos este año tu sitio no se usa.

    Para terminar, Pepe ha bajado con la botella de brandy y me he tomado con él mi primera copa navideña. Ya sabes que yo no bebo mucho, o eso intento, y ese licor me ha parecido asqueroso. Pero, después de un par de tragos donde he conseguido no escupirlo, le he cogido el gustillo y no descarto tomarme otra dentro de un par de años.

    A pepe mi hermana lo tiene loco con los temas del bebé, y él se ve que no es demasiado bueno con las herramientas y, día sí y día también, lo tiene montando algún mueble nuevo. Pero ha cumplido con su palabra, así que por lo menos a este puedes cogerle un poco de cariño.

    Bueno, ya va siendo hora de que me despida. Espero que donde estés, estés celebrando las fiestas con la familia y que, aunque te queremos mucho, nos esperes mil años. Mientras tanto te echaremos de menos.

    Aunque apenas te lo dije, te quiero mucho papá.

    Un besazo enorme.

    Antonio

 

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Créditos:  Photo by Juliette F on Unsplash

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