Relato: La caza

La caza Aparcamos el mercedes en el lateral de la casa, junto a un par de olmos y una vieja bicicleta. El suelo estaba asfaltado y, al contrario que en el resto de camino desde la entrada de la finca, los neumáticos se deslizaban por él sin hacer apenas ruido. Levanté la cabeza en dirección a la ventana de mi habitación en busca de una señal de vida. Cuando planifico una escapada de fin de semana mi hija acostumbraba a traerse a sus nuevas conquistas a casa y, cuando vuelvo antes de tiempo, me gustaba asegurarme de no encontrarme con ninguna escenita complicada. Y estaba claro que ese no iba a ser el día. Dulce caminaba hacia atrás cayendo de espaldas a la altura de la ventana junto a la cama. En la ventana contigua, un chico con el torso desnudo se reía y avanzaba en la dirección a mi hija, desapareciendo un instante después. —Manolo, dame unos cinco minutos que tengo que solucionar unas cuestiones con mi hija. ...