Microrrelato: Sin miedos
Sin miedos El cielo estaba totalmente despejado ahí arriba y eso me permitió ver como el motor derecho saltaba en pedazos al engullir un pajarraco enorme que salió escupido como si de una licuadora se tratase. Inmediatamente comenzamos a caer. Yo seguía mirando por la ventanilla sonriendo. Me resultaba gracioso como nos zambullíamos en las nubes y salíamos por el otro lado cambiando totalmente el paisaje. Después de un par de «wiskis» y otros tantos tranquilizantes no podía dejar de sonreír. Miré por un momento a mi compañero de fila, tenía colocado el chaleco salvavidas y la cabeza incrustada en sus rodillas. «¿Cómo puede poner esa postura? ¡Si a mí apenas me llega para que me entren las piernas!» pensé y comencé a reír a carcajadas mientras me miraba de reojo. La sensación que recorría mi cuerpo era extraña, a parte de las cosquillas en el estómago por el descenso y las vibraciones del aparato, había desaparecido totalmente ese miedo que me bloqueaba cada vez que tení