Capítulo 1 Entré siguiendo sus pasos en el amasijo de ladrillos y gotelé que parecía regentaba. Y una bofetada de aire caliente me golpeó la cara. Él siguió caminando hasta detrás del mostrador. Hasta que no entramos no pude percibir como las sandalias que llevaba rechinaban a cada paso que daba el muchacho con sus piés sin calcetines y el gustoso olor a los mejores quesos manchegos que rodeaba el recibidor. Me paré un par de pasos después de cruzar la entrada, justo delante del mostrador y la puerta se cerró de golpe detrás de mí. Abracé la mochila y miré hacia atrás con el corazón en plena fuga de mi pecho. —Pero no se preocupe, es que cuando abrimos para ventilar las habitaciones se monta corriente y las puertas se cierran de golpe. Por eso no tienen cristales. En fin, a nombre de quién pongo la habitación. Dejé de mirar la puerta y la vista se acomodó al tono lúgubre que tenía aquella sala enmoquetada. El gotelé amarillento cubría paredes y techo y, salvo un cuadro
Relatos de ficción, suspense, terror y ciencia ficción