Relato: la vecina
La vecina Martina, mi vecina del tercero A tiene poco más de trece años. Llegó hace un lustro con sus madres huyendo de la capital. Antes era una cría adorable que con el paso de los años se ha convertido en la mayor maleducada del mundo. Si nos ve a mí o mi marido llegando al portal, sale corriendo para entrar ella primero en el ascensor. Nos habla como si fuéramos el grupo de amigas esas a las que ve en el parque mientras fuma y bebe cerveza con una sucesión de tacos que describen las partes más íntimas de la anatomía humana. Incluso hay ocasiones en las que hace eso mismo en la entrada del bloque y para pasar parece que estamos haciendo slalom. Creo que no hace falta resumir que la jovencita nos tiene hasta el último pelo del remolino de la cabeza. Aún recuerdo cuando llegaron y utilizamos los pomperos de mis nietos para que se entretuviera. Saltaba como una gacela de esos documentales que tanto le gustan a mi Paco. Saltaba y brincaba explotando las pompas, pidiendo que