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Mostrando entradas de enero, 2021

Microrrelato: ¿A qué sabe el brandy?

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¿A qué sabe el brandy?      Con 12 años me quedé huérfana. No es que mi padre tuviera mala salud, solamente se opuso a las ideas equivocadas y terminé llorándole junto al muro exterior de la casa. De ese momento, recuerdo que hice un movimiento brusco, zafándome del guardia que me atenazaba por los codos. Que tomé una piedra del suelo que estrellé contra la cara de aquel hijo de puta. Acto seguido él me golpeó con toda su fuerza en la cara. La hostia que me dio aún la noto en el oído izquierdo. Eso y la marca del anillo de casado del muy cerdo. Entre risas se marcharon y me dejaron llorando desconsolada.      Después de eso, pasé un tiempo alejada del pueblo. Estuve viviendo con unos vecinos hasta que mi tía Francisca recibió la carta que le envié y pudo venir a buscarme.      A los 16 ya tenía hechuras de mujer adulta y volví en busca de trabajo. No fue muy difícil. En aquel antro no le preguntaban la edad a nadie y mucho menos si enseñabas un poco de escote. Ellos buscaban a alguien

Microrrelato: El concurso

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El concurso     —Vamos con la número quince: ¿Están seguros de querer volver a estar solos? —El presentador lanzó la última pregunta y la cuenta atrás de un minuto se puso en marcha.      Los dos nos quedamos mirando el piloto rojo de la cámara. Estábamos a una respuesta de cumplir nuestro deseo. El polígrafo se había mostrado implacable con las otras parejas y había abortado de manera abrupta sus sueños de adoptar o tener una carrera universitaria. Pero eso no nos pasaría a nosotros, lo teníamos claro.      Del detector salían dos brazaletes para medir la presión sanguínea que nos apretaban en el brazo. El zumbido sordo del paso de la sangre iba y venía, pero conseguimos ignorarlo. Teníamos también un par de diodos colocados en la sien para captar los impulsos nerviosos. Llevábamos una hora de concurso y el sudor de la frente causaba un falso contacto de los cables con la piel, recibiendo pequeñas descargas eléctricas. Treinta segundos y todo terminaría.     Miramos al tiempo restant

Microrrelato: Dulce sabor a margaritas

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Dulce sabor a margaritas      Cojo tu mano y salimos corriendo. El cura mira perplejo nuestra huida. Tu ex suegra me golpea en la cara con un ramo de flores que decoraba la primera fila, pero no me detengo. Salto algunas piernas y te abro paso a empujones por el pasillo. La marabunta ruge a nuestras espaldas mientras salimos a la calle donde el coche nos espera.      Miro por última vez hacia la iglesia. Al fondo sigue el novio petrificado en el altar. No esperaba que me opusiera al enlace haciendo publica su aventura con el vecino del segundo, pero antes de ser el padrino, yo ya estaba enamorado de ella.    ¿Te gustó el microrrelato? déjame tu opinión en los comentarios.  También puedes suscribirte a la lista de correo para no perderte nada. Y no olvides entrar en  http://www.evora.es  para leer más historias como esta. Créditos: Photo by Annie Spratt on Unsplash

Microrrelato: Sigamos a la estrella

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Sigamos a la estrella      —Melchor, ¿estás seguro de que vamos en buen camino? —Preguntó Gaspar inquieto.      —No te preocupes, seguimos a la estrella de Belén. —Señalaba el cielo siguiendo con el índice el punto luminoso más brillante. Se apagó y volvió a encender. Lo acompañaban un par de luces rojas.      —Eso es un avión, viejo senil. — Masculló Baltasar mientras tenía la mano a la frente y agitaba la cabeza.      —No nos pongamos tensos, que ya no somos cuatro, ni estamos en el año 0. Tenemos camellos de sobra, no es necesario que echemos a suerte a quien nos comemos.    ¿Te gustó el microrrelato? déjame tu opinión en los comentarios.  También puedes suscribirte a la lista de correo para no perderte nada. Y no olvides entrar en  http://www.evora.es  para leer más historias como esta. Créditos: Photo by Jakub Jacobsky on Unsplash