Microrrelato: ¿A qué sabe el brandy?
¿A qué sabe el brandy? Con 12 años me quedé huérfana. No es que mi padre tuviera mala salud, solamente se opuso a las ideas equivocadas y terminé llorándole junto al muro exterior de la casa. De ese momento, recuerdo que hice un movimiento brusco, zafándome del guardia que me atenazaba por los codos. Que tomé una piedra del suelo que estrellé contra la cara de aquel hijo de puta. Acto seguido él me golpeó con toda su fuerza en la cara. La hostia que me dio aún la noto en el oído izquierdo. Eso y la marca del anillo de casado del muy cerdo. Entre risas se marcharon y me dejaron llorando desconsolada. Después de eso, pasé un tiempo alejada del pueblo. Estuve viviendo con unos vecinos hasta que mi tía Francisca recibió la carta que le envié y pudo venir a buscarme. A los 16 ya tenía hechuras de mujer adulta y volví en busca de trabajo. No fue muy difícil. En aquel antro no le preguntaban la edad a nadie y mucho menos si enseñabas ...