Microrrelato: El concurso
El concurso
—Vamos con la número quince: ¿Están seguros de querer volver a estar solos? —El presentador lanzó la última pregunta y la cuenta atrás de un minuto se puso en marcha.
Los dos nos quedamos mirando el piloto rojo de la cámara. Estábamos a una respuesta de cumplir nuestro deseo. El polígrafo se había mostrado implacable con las otras parejas y había abortado de manera abrupta sus sueños de adoptar o tener una carrera universitaria. Pero eso no nos pasaría a nosotros, lo teníamos claro.
Del detector salían dos brazaletes para medir la presión sanguínea que nos apretaban en el brazo. El zumbido sordo del paso de la sangre iba y venía, pero conseguimos ignorarlo. Teníamos también un par de diodos colocados en la sien para captar los impulsos nerviosos. Llevábamos una hora de concurso y el sudor de la frente causaba un falso contacto de los cables con la piel, recibiendo pequeñas descargas eléctricas. Treinta segundos y todo terminaría.
Miramos al tiempo restante. Nos miramos, nos dimos la mano y ambos asentimos con la cabeza antes de responder con contundencia: «Sí».
Cincuenta y tres años, veinticinco castings y cinco concursos después, estuvimos a punto de que nuestro hijo se fuera de casa.
Pero mentí.
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Créditos: Photo by Emily Morter on Unsplash
Muy bueno Juan!! Yo haría lo mismo 😊
ResponderEliminarEspero que sea mentir para que continúe en casa, aunque tenga 53 años :-)
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